Martes (+18)

Una noche de martes que ilumina sábanas con bombillas incandescentes, en cualquier lugar, o tal vez era mi hogar, no lo recuerdo. Un par de polvos sin pasión, sin ganas, sin futuro. Tú, silencioso, mirándome a los ojos buscando vestigios de placer. Yo, aburrida, con mis ojos bien cerrados para que no veas aquello que no quieres encontrar, gimiendo, suspirando mientras sufriendo tus embestidas, buscando un átomo de algo que me guste para perderme yo sola por el éxtasis. Fóllame otra vez, que el primero no me sirvió de nada. Mi cuerpo está húmedo y sediento, y responde a tu lengua, a tus dedos. Dame polla, déjame hacer. Fóllame por detrás, acércame a la bombilla para que me de calor, necesito correrme y me da igual hacerlo de pie o por detrás. Me agacho como mostrándote el camino, o eso es lo que tú te crees. Fóllame por detrás para que no veas como mis ojos no pueden contener el vacío que siento, incluso cuando tu polla me folla. Incluso cuando se te ocurre que me puede gustar que también me metas un par de dedos, o qué coño, todos ellos. Así es como hoy me corro, y grito y beso la pared, esa pared que puede ser de mi hogar o de cualquier lugar, iluminada por bombillas incandescentes que calientan mi alma y que sirven, también, para iluminar mi coño, mi beso a la pared, o mis ojos cerrados. Nada, absolutamente nada siento aunque todavía esté gimiendo. Nada ante este polvo sin futuro. Pero da igual, sé que te volveré a buscar, que volveré a follarte intentando saciar esta sed que me corroe por ti, gimiéndole a mi recuerdo en un intento de engañarlo, aunque sabiendo que el destino entre ambos es una noche de martes que ilumina sábanas con bombillas incandescentes testigo de un polvo sin futuro.

Autora: Teresa Hernández Santos

(Mínimas) Correcciones: Koldo Gutiérrez

Compartir en:
Pin Share